jueves, 30 de diciembre de 2010

El pajarito dorado

(Preguntas de/en: http://www.formspring.me/maisonlolita )


¿Qué planes tienes para estos días de Navidad?


Descansar, dormir, ver a Ed, estudiar, comer dulces navideños, vestirme lolita algún día, hacer trabajos para clase y atender a la familia. Nada del otro mundo, supongo.



Durante las duras semanas de estudio, clases, trabajos y líos en casa, me consolaba pensando que con la llegada de las vacaciones tendría tiempo para otras cosas. Y es verdad, pero ese tiempo para otras cosas no coincide con lo que imaginaba: estudiar (que se acercan los exámenes), trabajos (sobre todo un trabajo de grupo sobre los niños sordos, complicado pero interesante) y compromisos familiares. No obstante, algo ocurrió el otro día que merece ser recordado.

Me refiero, claro está, al pajarito dorado de Claire Fontaine.



Quizá algunos ya conozcáis la historia, pero resumiendo mucho diré que este collar significa mucho para mí (y para otras personitas que leyeron la novela). Merece la pena buscar las cosas pequeñas, porque nos hacemos grandes en ellas.

Y para que comprobéis que tengo razón, aquí está el prólogo:


“Claire Fontaine estaba empleada en una fábrica. Su trabajo consistía en coger pajaritos dorados y meterlos en jaulitas doradas, todo eso colgado de una cadena de lo que sería un collar. Ella no sabía cómo se hacían los pajaritos, ni las jaulas, ni cómo llegaban a ella, ni nada que no fuera lo que ella hacía. Tampoco se ponía a contar cuántos pajaritos dorados había metido en jaulitas doradas. Por eso, no sabremos nunca en qué número exacto fue, pero…

Claire Fontaine cogió el pajarito dorado con la mano derecha y la jaulita dorada con la izquierda. Pero no enjauló al pájaro. Tiró la jaula al suelo, apretó el pajarito en su mano derecha y salió corriendo.

Así es como realmente empezó su vida, a los veintidós años.

Claire Fontaine quería ser un pajarito dorado y libre.”