jueves, 4 de febrero de 2010

Pajaritos dorados

Una cabaña es un mundo relativamente pequeño, pero es grande si contiene muchas cosas, muchas historias, muchas palabras. Todo el mundo sabe ya que en la cabaña había una chimenea para Claire Fontaine, y encima una escopeta para Jacques… hasta que la enterraron bajo la nieve. Pero el hueco vacío dejado por el arma parecía decir algo, pedir algo. Parecía quejarse, incluso, en su vacía soledad.

Jacques, cuyo trabajo consistía en mantener el equilibrio de aquellas montañas (“proteger a unos de otros”), puso una tabla sobre el soporte de la enterrada y ausente escopeta. Y sobre la tabla, empezó a poner otras cosas.

Concretamente, sus libros.

-Pondremos aquí algunos- comentó Jacques-, para que los podamos coger sin tener que buscarlos por la cabaña.

-¿Dónde están los demás?- preguntó Claire Fontaine.

-Creo que en la cocina- rió Jacques.

-¿Te los vas a comer?

-No, no es eso.

-¿Entonces?

-No es un mal sitio- replicó Jacques, colocando otro libro. Su cuerpo ancho y grande, de gigante bueno, cubría las llamas de la chimenea.

-¿Y si se te quema algo y se te queman los libros?- se preocupó Claire Fontaine.

-Si el fuego me preocupara no pondría estos libros sobre la chimenea.

-No le tienes miedo al fuego.

-No he visto nada malo en él.

-¿Pájaros en llamas?

-Pájaros volando- sonrió Jacques-. Estos, exactamente estos.

En vez de colocar el libro que tenía en las manos, se lo pasó a Claire Fontaine. Ella lo cogió con sus manos blancas y delicadas, clavando los ojos en la portada.

-Pájaros- murmuró.

-Pajaritos- canturreó Jacques, colocando otro libro, vuelto a la chimenea-. Pajaritos dorados.



Llevaba ya medio mes sin escribir. Empezaba a oxidarme.

¿Recordáis lo de la última entrada, los blancos y los negros que hacen el gris? Pues tras el mail optimista la profesora me dejó tirada. En lugar de hacerme el examen oral se fue a Madrid (¡sorpresa, sorpresa!) y tuve que ir al examen escrito ayer. Estábamos yo y el grupo de compañeros del que me echaron. Todos juntitos, como si no hubiera pasado nada, con las sonrisas grapadas en la cara.

Aparte de eso, sonrío mucho. Escribir siempre tiene ese efecto.

Ah, y tuve una sesión de fotos. De ahí la foto frente al Museo Arqueológico.

3 comentarios:

  1. Yo que tu les hubiera pegado a semejantes engendros humanoides.

    El azul ese me cuesta leerlo, no sé si es mi pantalla o que.

    Besitos.

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  2. Ya te digo, a la hoguera tdos ù.u
    Al, estas guapisima *-* me encanta la foto *-----*!
    Animo guapa, un abrazo to fuete! (>*www*)>!

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  3. Me ha gustado, ¿es parte de un texto más grande?, por cierto, no estoy seguro pero creo que has creado un solo tag para esta entrada en realidad de poner 4 o 5 diferentes...creo.

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