viernes, 30 de julio de 2010

La guitarra de agua (o Mi corazón se ahogó)- Parte II

Por supuesto, el señor Lambert lo contaba todo bajo su propio punto de vista (“pero la palabra de un caballero siempre es más que suficiente”). Decía que la imaginación era una de las virtudes más poderosas de un artista, que era el máximo ideal del hombre. Ideal y virtud que, según contaba, había heredado su querida hija Lucy, virtuosa música, intérprete y compositora.

De cualquier manera, verdad o mentira, la señora Somerset insistió en que los Lambert pasaran una temporada en Honor House. Quién sabía si un cambio de escenario inspiraría el arte de los Lambert…

De esta manera, la familia Lambert se encontraba a las puertas de la Honor House, siendo recibida por la familia Somerset.

La misma Sophie salió a recibirlos con uno de los mayordomos, con un traje verde botella con adornos de tafetán.

-Pasen, pasen- les dijo con caluroso afecto-. Mi familia estará encantada de conocerles.

En un amplio salón esperaban Oscar, el señor de la casa, y Laura, la princesita de la Honor House.



-Disculpen la ausencia de mi hijo Eric- se excusó el señor Somerset-. Se encuentra indispuesto.

-Lo siento mucho- declaró el señor Lambert con afectada voz-. Espero que mejore pronto.

-Si no les importa, la cena debe de estar casi lista- se apresuró a avisar Sophie Somerset.

Todos acudieron al comedor, donde deliciosos manjares los esperaban. Sentados a la enorme mesa rectangular, los huéspedes y los anfitriones se dispusieron a cenar y, de paso, conversar.

-Tu padre me ha hablado maravillas de ti, Lucy- comenzó la señora Somerset-. ¿Es muy complicado para alguien de tu talento el noble arte de la música?

A Lucy se le escapó una risita cuando oyó la palabra “noble”, pero se contuvo y respondió:

-No, señora; para los afortunados, la virtud parece ser algo con lo que se nace, como un ángel de la guarda.

-¡Ah! Tu señora madre te guarda…- suspiró el señor Lambert, recordando a la difunta señora Lambert.

-Además- continuó Lucy, ignorando por completo a su padre-, mi padre inventa sus propios instrumentos musicales y me deja participar en el proceso. ¿Cómo iba a tocar mal un instrumento que yo misma he creado?

El señor Lambert tosió disimuladamente.

-Mi querida hija Lucy quiere decir que su propio e innato arte parece modelar los instrumentos que nacen de mi ingenio.

-¡Oh, querida, qué gran honor! Tu padre inventa nuevos sonidos para ti, es un regalo realmente bello.

A Lucy le habría encantado contestar que su padre sólo añadía pequeñas y disparatadas aplicaciones a los instrumentos tradicionales y que, a veces, del ingenio del señor Lambert nacía algo más ridículo que ingenioso. Pero, una vez más, se contuvo, y sonriendo, dijo:

-Le estoy muy agradecida a mi padre, señora.

La cena transcurrió sin más incidentes, y los invitados se fueron a sus respectivos cuartos para terminar de instalarse y dormir.

O eso creían los Somerset, pero los Lambert se reunieron en la habitación de invitados destinada a Charles (la más grande de la casa, por supuesto).

-Bien, bien…- dijo éste, como buscando las palabras con las que empezar a hablar-. Bien. Veamos. Hay que ser especialmente respetuosos y corteses con los Somerset. No digo que no seamos verdaderos nobles…- hizo una pausa para sacar un pañuelo y sonarse la nariz un buen rato. Los demás esperaron y él añadió-: Pero también debemos parecerlo. Así es el arte: es y parece serlo.

-¿Dónde está el hijo?- preguntó Lucy.

-Calla, Lucy- ordenó Charles, haciendo un gesto de impaciencia con la mano-. Laura es demasiado pequeña… No podrás casarte con ella, Arthur.

Él se encogió de hombros.

-No importa, aún queda el chico, para Lucy.

-¿Dónde está el hijo?- repitió ella.

-Cállate, Lucy- volvió a mandar Charles-. Practicarás esta noche para estar bien preparada mañana.

-Pero el ruido…- comenzó a decir Arthur.

-El ruido no será un problema. Practicarás con la guitarra de agua. Y no se hable más.

-Pero, ¿dónde está…?

-¡Silencio! No se hable más. Ada, acompañarás a Lucy y la ayudarás en lo que necesite. Ya podéis iros. Buenas noches.

Charles Lambert se fue a dormir mientras los otros salían al pasillo. No obstante, las cosas no serían como él esperaba.

-Vete a tu cuarto, Lucy- dijo Arthur en voz baja.

-¿Y Ada?

-Ada se viene conmigo.

-¡Pero necesito que me ayude!

-La señorita lo hará bien sola- sonrió Ada, sólo un poco más alta que Lucy, sólo un poco mayor pero bastante más espabilada.

-Ya la has oído, Lucy. Nos vamos. Que practiques bien.

Lucy se fue hecha una furia. Su hermano y la criada, ¡qué barbaridad!

5 comentarios:

  1. aaaaaay me estas enganchando eh?!! XD

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  2. Esta historia me gusta mucho y lo sabes ;)

    Besotes^^

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  3. Me gusta mucho n.n escribes tan profesionalmente!

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  4. ¡Gracias, corazoncitos! Isi, tú vas con ventaja ;D
    Rumie, ¿a qué te refieres exactamente con "profesionalmente"? Gracias otra vez :_)

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  5. Una señorita que conozco tiene que hacer una autopublicación
    *ejem* *ejem*

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